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Alberto Rojas Moscoso, autor de las novelas de Leyendas de Kalomaar y de La sombra de fuego. |
Tiempo. Eso es lo que exigen los libros, ya sea para escribirlos o leerlos.
Y los buenos libros, esos que sorprenden y se vuelven entrañables, demandan aún
más tiempo.
Es el caso de la saga de fantasía épica “Capriana”, cuyo camino
comenzó hace ya bastantes años, en 2007, cuando su autora, Catalina Salem, tomó
la decisión de sentarse frente a un computador para poner en palabras la
historia que durante años se fue construyendo en su mente. Y cuyo segundo
título, ahora tienes en tus manos.
Toda novela exige la capacidad de construir un relato, una historia
coherente capaz de atrapar la atención ―cada vez más dispersa, por cierto― del
lector. Así como delinear los personajes que van a poblar dicha historia. Sin
embargo, cuando hablamos de fantasía épica, estamos en un terreno diferente. Un
contexto en el cual los celulares, computadores, autos, bancos, medicinas y
aviones comerciales ―solo por mencionar algunos elementos de nuestras vidas―
simplemente no existen. Por lo tanto, a diferencia de una novela policial,
romántica o de otro género, aquí es necesario “empezar de cero”.
Construir un mundo fantástico es como enfrentar la tela en blanco,
tratando de decidir qué color marcará el primer trazo. Es necesario crear una
geografía, una estructura política, social e incluso religiosa; sin mencionar
aspectos más prácticos, como su economía.
También debe haber un pasado, una historia que explique y soporte el
peso del presente que estamos construyendo. Y claro, personajes. Hombres,
mujeres, niños, ancianos, criaturas no humanas, etc., capaces de interactuar
entre sí y ―por qué no decirlo también― con el lector.
Con arrojo, Catalina Salem ha recorrido este largo y desafiante camino.
Así quedó de manifiesto en "Capriana: El despertar de la hija de
Azulia" (2012/2014) y ahora con “Capriana: El temple de Monterdal” (2015).
Cuidando cada detalle de las descripciones y la trama, eligiendo
cada palabra para delinear la personalidad o actitudes de un protagonista, esta
autora chilena ha dado vida a un nuevo mundo fantástico. Uno al cual podemos entrar ―o regresar― a
través de las páginas de sus libros cada vez que así lo deseemos.
Y claro, nadie puede definir mejor su obra que la propia autora.
Hace algunos años tuve la oportunidad de entrevistar a Catalina cuando publicó
la primera entrega de su trilogía (aunque recientes rumores hablan de un cuarto
libro, aún inconcluso) y frente a la pregunta de por qué había elegido este
género y no otro, me respondió lo siguiente: “La fantasía épica me gusta porque
se presenta como el mejor escenario para tratar las aspiraciones más profundas
del ser humano, llevarlo al límite de sus principios y creencias, y hacerlo
aferrarse a aquello que es esencial e imperecedero. Siempre me ha hecho
reflexionar en torno a la vocación del hombre o la mujer para alcanzar grandes
cosas, para buscar su lugar en el mundo”.
El mundo de “Capriana” existe en el nuestro gracias a los libros de
su autora. Son puertas a través de las cuales podemos “perdernos” en sus
bosques y montañas, cruzar sus ríos o participar de terribles batallas. Y al
igual que sus protagonistas, salir del libro convertidos en personas
diferentes. Que es lo que siempre hacen las grandes historias.
***
Prólogo para "Capriana: El temple de Monterdal"
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