FESTIVAL MEDIEVAL "CAPRIANA"




Estimados amigos y amigas:


¿Cómo fue el Festival Medieval Capriana



 Si se lo perdieron, aquí podrán ver algunas fotos del evento, y desde ya los dejo invitadísimos a la Librería GATOPEZ (Esmeralda 777, local 8, Santiago), para que vayan por su ejemplar de Capriana. Gino y Paz tienen muchos títulos de fantasía, ciencia ficción y terror, y a mejor precio que en las librerías tradicionales.




Firma de libros
En este espacio, aprovecho de agradecer a GATOPEZ librería por haber organizado este evento, a mi Editor, Marcelo Novoa, por haber estado presente conversando con varios amantes de la literatura fantástica, a Varmesjord que nos hizo una demostración de combate vikingo que estuvo increíble y, por supuesto, a todos los participantes que se entusiasmaron con la historia de Capriana, la Hija de Azulia, y que se fueron a sus casas con un ejemplar firmado por la autora


¡Pronto más noticias sobre la continuación de la saga!


CSG





Con los guerreros vikingos de Varmesjord


Firmando libros
























Fotografías de Tracy Geiger F.
Mis agradecimientos


Capriana en la FILSA 2012



Capriana en su primera Feria Internacional del Libro





Capriana en librerías
   El día 9 de noviembre de 2012, asistí a la presentación "Las nuevas voces de la literatura fantástica chilena", organizada por la Editorial Puerto de Escape en el marco de la Feria Internacional del Libro de Santiago.


   Como adelantó Marcelo Novoa para GUIOTECA de EMOL, la idea era reunir a las tres escritoras fantásticas de la Editorial para conversar sobre nuestros respectivos libros, sobre nuestros procesos creativos y los proyectos que tenemos para el futuro. 

Marcelo, nuestro Editor, Sascha, Camila y yo

  Así, junto con Sascha Hanning y Camila Trabucco, autoras de "Misterios y revelaciones en Allasneda" y "Candragar" respectivamente, conversamos sobre aquello que nos inspira y nos motiva a escribir, sobre la creación de nuestros mundos y la continuación de nuestros proyectos literarios. Fue un evento realmente fantástico. 

  
   Como dijo Marcelo Novoa en la presentación, el día 9 de noviembre de 2012 se recordará como un hito en la literatura fantástica chilena. Nunca este incipiente género en Chile había tenido tantas exponentes mujeres como hoy. 

Escuchando las preguntas del público
   
  Al menos en mi caso, me he llevado la sorpresa de enterarme que soy una de las primeras autoras de una novela de fantasía épica en Chile, destacando que las secuelas de la saga -aún inéditas- ya se encuentran escritas. Y no sólo Capriana ha contribuido ha inaugurar el subgénero nacional, sino que, además, lo ha hecho con una heroína, sobreponiéndose a los espacios comunes de los caballeros y guerreros de siempre. 

  

  Este es un camino que recién comienza y al que espero que se vayan sumando cada días más lectores y escritores, pues de ellos depende la apertura de puertas a nuevos mundos. 

 Gracias por habernos acompañado en este importante evento del Libro.  

 CSG

























Firmando libros después de la presentación









Fotografías de Tracy Geiger F.
Mis agradecimientos




CAPRIANA: Lo Que Se Viene

Queridos Amigos lectores:

 Ha pasado un tiempo prudente desde el lanzamiento del libro, y en el transcurso de estos meses he ido recibiendo los primeros comentarios que ha suscitado la historia de Capriana

 Como autora, siento una dicha inmensa al comprobar que un relato como el publicado ha generado una fuerte expectativa sobre su continuación. El reproche más común que me han hecho, es precisamente no poder contar con los capítulos siguientes.

Pero paciencia, pues Capriana no se trata de un mero proyecto tentativo. Poco más de 600 páginas fueron escritas pensando en un solo tomo, antes de su publicación. Como a estas alturas ya deben saber, por razones editoriales se prefirió publicar el libro original en dos partes, mientras que una tercera ya se encuentra lista y terminada. 

 Sin perjuicio de lo que ya está escrito, siempre existe un proceso de revisión para el autor que no acaba nunca, salvo cuando el libro se encuentra impreso y ya no hay más remedio que apretar los dientes y mirar hacia delante. 

 He escuchado, también, atentamente sus sugerencias, siempre hechas con un ánimo constructivo y dialogante. Esto sin lugar a dudas presenta para mí un desafío en las futuras publicaciones, pues la historia de Capriana ya no me pertenece. Ustedes la han hecho suya, se han apropiado de la vida de los personajes, los conocen, saben cómo son, se han convertido en sus mejores defensores y también en sus más severos enjuiciadores. 

 En honor a esta fidelidad escritor-lector, cuenten desde ya con mi mejor esfuerzo para cumplir con los anhelos que Capriana ha despertado en ustedes. 

 En el inter tanto, mientras más lectores se acercan a la historia que hemos compartido, y mientras su continuación espera ver prontamente la luz en páginas impresas, les propongo algo: Déjenme su opinión sobre qué esperan o se imaginan que viene en la segunda entrega de la saga de Capriana. Asimismo, díganme qué les ha gustado o llamado particularmente la atención sobre el primer libro "Capriana, el despertar de la hija de Azulia". 

Siempre agradecida de ustedes, 

CSG




Crónica de la autora sobre el Lanzamiento de "Capriana: El despertar de la Hija de Azulia"

 

 

"Sin saberlo siquiera, entro en las vidas de los desconocidos, y mientras tienen mi libro en sus manos, mis palabras son la única realidad que existe para ellos" 

(Paul Auster, Leviatán, p. 16)

 

 


El lunes se anunciaba cierta probabilidad de lluvia para el día viernes 29 de junio, pero yo me mantuve optimista. Desde el domingo que muchísimas personas me habían confirmado su asistencia al lanzamiento de "Capriana", mientras que durante la semana no dejaban de escribirme otras tantas -con quienes hace muchísimo tiempo no tenía contacto-, sólo para felicitarme y pedirme más información sobre el libro. 

 Por el miércoles más o menos, Marcelo Novoa, mi Editor, me insistió en motivar a la gente a través de las redes sociales, agorando una vez más una probabilidad cada vez más cierta de lluvia para el viernes. Yo pensé "pero si la gente está motivada", convencida hasta lo más íntimo. 

 El viernes llovía a cántaros a medida que se acercaba el final de la jornada. Fue un día extraño, mi mente estaba ocupada en el trabajo; recuerdo que me había tocado estudiar un tema muy interesante, algo difícil de resolver, un nuevo desafío intelectual. Sin embargo, hoy no puedo recordar qué tema era. Se entremezcla con las sonrisas y los buenos deseos que me dedicaron los compañeros de trabajo, con la incredulidad de aquellos que se enteraron ese mismo día sobre el lanzamiento, y el entusiasmo de los que se sumaban a última hora.

Ese último día de la última semana laboral del mes de junio, le pedí a mi padre, quien había llegado el día anterior desde Coyhaique para el lanzamiento, que fuera a buscar mi auto al trabajo, pues quería asegurarme de llegar a la hora y evitar un taco.

 A eso de las 18.00 horas, el metro estaba atestado y sus puertas abiertas sólo mostraban una muralla humana inquebrantable. Cuando llegó a la estación, me arrojó una hálito de lluvia transpirada que me pegó una bofetada en medio del rostro. Aún así, salté con el hombro por delante pues, como en las batallas, las brechas son siempre posibles. 

 Cada detención fue un suplicio, un apretujamiento humano, estático e inmensamente vivo a la vez, como un ser dormido con muchos ojos que se miran entre sí, incómodos y malhumorados, y el reloj corría.... 

 "Próxima estación, Salvador". Apreté los ojos para no ver las luces vertiginosas que se movían una tras otra por el túnel, más allá de los seres atomizados que me aprisionaban. Segundos, uno, dos, tres, cuatro, cinco, veintitrés, veinticuatro, cuarenta y cinco...

 "Salvador".

 Mi hombro actuó de manera implacable, mientras una serena y educada voz decía "permiso, permiso, gracias, permiso". No me detuve a respirar, subí rápidamente la escalera y salí al exterior como un pez en busca de una libélula. 

 La lluvia repiqueteó sobre mi paraguas mientras observaba los árboles del parque. "Shit, ¿era hacia arriba o hacia abajo?". Miré indecisa en busca de una luz en medio de los árboles, casi me sentía como una Gretel en busca de la casa perdida. No se veía nada, sólo dos ríos de luces automovilísticas que envolvían esa pequeña floresta urbana. Aposté por caminar hacia abajo, internándome en los senderos barrosos del jardín de Balmaceda. 

 Las luces se divisaron tenues a través de los árboles, y caminar hacia ellas fue alejarse del ensordecedor ruido de los automóviles. La lluvia quiso entonces escucharse más fuerte. 

 Y allí vi a la Feña, esperando en la entrada del Café Literario, mirando con una sonrisa la lluvia y la oscuridad. Mientras caminaba hacia ella, recordé aquel día de sol en el patio de la escuela, casi 20 años atrás. Mi curso estaba formado en una fila y yo observaba distraída las pozas de agua que la lluvia nocturna había dejado, cuando de repente, unas botas de goma saltaron de poza en poza, alegres y desinteresadas por la disciplina que se exigía a otros un par de metros más allá. Levanté los ojos asombrada y me encontré con una niña de perfectos risos color cobre, refulgiendo llenos de fuerza bajo el sol austral. 

 No recuerdo cómo me hice amiga de la Feña, pero incluso retomando nuestra amistad muchísimos años después, siendo ya las dos abogadas, fue como si nunca nos hubiésemos dejado de ver. Allí estaba la Feña, había viajado desde Concepción y estaba allí. 

Era la única. Se me hizo un nudo en el estómago. 

 "Entremos, Feña", le dije luego de saludarla y agradecerle la compañía. "Es que parece que no ha llegado nadie más", me dijo. Entré pensando que eso era imposible, pues Marcelo me había asegurado que a la hora que llegara yo, estaría todo dispuesto y, a pesar de la lluvia y el metro, yo había llegado a la hora: 18:45 en punto. Una vez más, mi puntualidad estaba invicta. 

 "Buenas noches, venimos al lanzamiento de un libro", le dije al guardia. Él me miró con una sonrisa extraña y me respondió que no había llegado nadie. Miré a la Feña derrotada. Traté de hablarle a mi amiga sobre algo, para que no sintiera -y yo no sintiera- lo abrumadoramente desoladora que era esa noticia. Yo misma interrumpí mi propia conversación para dirigirme nuevamente al guardia que permanecía de pie, interesado en nuestra nerviosa plática: "Soy la autora del libro", declaré sin más. 

 El guardia mejoró su sonrisa y nos hizo pasar rápidamente al auditorio, y un encargado se aprontó a presentarse. Mi alivio era palpable. "Hay 60 sillas", me explicó el encargado del auditorio, poniéndose a mi disposición para lo que necesitara. Nos quedamos solas con la Feña. 

 Traté de distender el ambiente preguntándole a mi amiga sobre su vida y su viaje a Santiago. Luego de que me compartiera una feliz noticia, no pude parar de pensar que esto no podía estar sucediendo, que no podía ser que fuéramos las únicas en ese caluroso auditorio climatizado. Ni siquiera estaba mi papá ni mi hermano. 

 "Disculpe que las interrumpa", dijo el guardia luego de un rato, "pero afuera hay un montón de gente que quiere entrar y están comenzando a alegar". "Hágalos pasar", me apresuré a decirle, muy conciente que en el exterior llovía. 

 Recuerdo que llegó la Andrea y su marido. Y después comenzaron a llegar algunos amigos del colegio, de la universidad, algunos primos, algunos conocidos y algunos desconocidos. Y las sesenta sillas se fueron llenando, y llegó Marcelo, y llegó Alberto, la Cami y la Tracy, y yo recibía a la gente, y los saludaba como si estuvieran llegando a mi casa, mi celular tenía luces encendidas que desconocía hasta entonces, anécdotas iban y venían, día de caos vial, día de calles inundadas, de metro atestado, unos salían a buscar a los perdidos en el parque del Presidente Balmaceda, en medio de la lluvia y de la oscuridad, en medio del barro, de la gente...

 Durante toda la semana me había cuestionado en qué me había metido... esto de publicar un libro, la historia de Capriana, de abrir su mundo a otras personas, de exponerla, de dejarla vulnerable. Era como una hija a la cual finalmente todos conocerían. Mis dudas terminaron cuando me vi rodeada de tantas personas, cercanas y lejanas, todas interesadas. No puedo hasta el día de hoy olvidar sus rostros mientras me escuchaban hablar sobre un mundo al que me entregué con pasión, un mundo en que mi imaginación flota a sus anchas, tocando y creando, moviendo y deteniendo. 

 Luego de las palabras de Marcelo Novoa, de Alberto Rojas y las mías, no paré de firmar libros. Fue un proceso lento, pues cada persona significaba algo para mí y quería que Capriana significara algo para ellos. Recuerdo vagamente haber probado algo del cóctel, creo que sólo fue un jugo de frambuesa, pero sí recuerdo que estaban todos muy felices y no dejaban de decirme lo mucho que les había gustado el lanzamiento, sin arduas entelequias literarias ni palabras de más ni de menos. Mérito de Marcelo y Alberto, más que el mío. En fin, me hicieron saber que, más que a la presentación de un libro, habían asistido a la presentación de una historia, y de ella querían empaparse a la brevedad. 

 Hubo récord de ventas aquel día. Se agotaron todos los libros que llevó la Editorial, e incluso por momentos cundió la histeria, pues los que fueron por dinero al cajero automático, volvieron ya por los últimos ejemplares. Eso al menos me contaron. 

 Está por cumplirse un mes desde el lanzamiento. Ha sido una satisfacción inmensa durante este período recibir los primeros correos electrónicos y comentarios de personas que ya han leído el libro y que les ha encantado, que los ha llevado a un mundo más allá de lo cotidiano y los ha entretenido y emocionado hasta la última página. Que los lectores se adueñen de los personajes, que los sientan suyos, que los conviertan en sus conocidos, en alguien familiar, que los mencionen, que se refieran a sus particulares historias, es algo invaluable para mí. A veces me averguenzo un poco de mi novel escritura, más aún cuando miro mis trabajos más recientes. Pero jamás he sentido que le he fallado a la historia y la historia está.


 El 29 de junio, cuando mis manos tocaron el primer libro impreso, cuando recorrieron las duras páginas de papel y acariciaron la suavidad de la cubierta, sentí que toda la espera había valido la pena, que todo el camino recorrido había conducido a destino. Desde entonces todos me preguntan qué se siente ser autora publicada. Yo les digo que no ha cambiado nada, para mí no ha cambiado nada en mi cotidianidad, sigo pensando y reflexionando en las mismas cosas, sigo creando e imaginando los siguientes capítulos, sigo juntándome con la misma gente. 


 Pero para Capriana ha cambiado todo. Ahora su historia ya no me pertenece, a pasado a ser de todos, de ustedes, ha quedado indeleble en cada página, sin ninguna barra parpadiante en una pantalla que me permita retroceder, que me permita mirar atrás. 

 Ahora sólo queda adelante, ahora sólo queda avanzar. 

C.S.G.


 "Un libro es un objeto misterioso, dije, y una vez que sale al mundo puede ocurrir cualquier cosa."  

(Paul Auster, Leviatán, p. 16)

 

Lanzamiento de "Capriana: El despertar de la Hija de Azulia"


Con Sara Pino, firmando el primer ejemplar de "Capriana"

 

 



 

Mapa de la Tierra de Ástur



Estimados amigos y amigas:


 Les presento el mapa de la Tierra de Ástur que irá en el interior de cada libro. 


 A provecho de agradecer a su ilustrador, Fabián Rivas quien, con mucha paciencia y guiado sólo por las palabras, supo dar forma al fantástico mundo de Capriana


¡Espero los ayude en la aventura que están por emprender!


Afectuosamente, 


 C.S.G. 

Invitación al Lanzamiento del Libro por PdE



Estimados amigos y amigas:


 ¡Están cordialmente invitados al Lanzamiento de Capriana!

 Ahora ustedes, como lectores, son los llamados a participar de esta apasionante aventura épica.




 ¡Los espero!


 C.S.G.

Portada de "Capriana" por PdE

Estimados amigos y amigas: 

¡Les presento la portada de CAPRIANA, el despertar de la hija de Azulia!

Dentro de los próximos días les estaré contando, aquí mismo en el blog, sobre el lanzamiento del libro por Editorial Puerto de Escape, junto con otras sorpresas más, como el esperado mapa de la Tierra de Ástur!!
¡Espero que les guste tanto como me ha gustado a mi!



Publicación de "Capriana" por PdE







Estimados amigos y amigas:

 Me es muy grato hacerlos partícipe de la feliz noticia que Editorial Puerto de Escape, única casa editora chilena especializada en Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, ha aceptado publicar mi novela "Capriana", y pronto tendremos novedades impresas...!!!

 ¡Los invito a estar atentos a las noticias que iré publicando!

 Un abrazo a todos,
 CSG

Sobre la creación de la Tierra de Ástur y Capriana

Me apasionan las historias. Me apasionan aquellas historias de vida y me apasionan las personas que tienen una historia que contar. Crecí escuchando historias. Cómo olvidar aquellas ajetreadas mañanas en la cocina de mi abuela, allá en su casona en el Lago Yelcho, o esas tranquilas tardes en el huerto. Mientras sus manos gruesas y curtidas revolvían una cazuela o apartaban los pastos de la siembra, de su boca salían historias.

 Mujeres, una tierra indómita y desconocida, un clima inclemente, bosques, ríos, el Lago y un baúl de libros abandonado.

 Cómo olvidar los viajes con mi abuelo en su lancha "Cristina", por las lacustres aguas del Yelcho. Mi escasa estatura infantil era remediada con el honor de sentarme en el asiento de capitán a fin de no perder de vista el horizonte teñido del verde de los bosques. Si me portaba bien, tenía el privilegio de escrutar las cumbres con los pesados prismáticos que mi abuelo cuidaba con el celo de un marinero (de agua dulce, él aclaraba). Su porte, semblanza de una raza extranjera colonizadora, acompañaba el timón de "La Cristina" mientras por su boca salían historias.

 Hombres, la fortaleza de la juventud, la impenetrabilidad del bosque, el agua, los temporales, el hambre del Lago que llamaba a algunos a sus entrañas.

 Había dolor en aquellas miradas que estudiaban las mismas cordilleras que mojaban sus faldas en las aguas del Yelcho, había resignación y había respeto.

 ¡Cuantas historias! Pepitas de oros en los ríos, un valle escondido con aguas termales, playas vírgenes con arenas plomizas. Ventisqueros, baluarte de las montañas, rocas cortadas en picada hasta tocar el cielo. Ulmos, arrayanes, canelos, lumas y cipreses, el chucao y los zorzales. ¿Cómo no imaginar una historia?

 Fue precisamente allí, en esas orillas boscosas, donde mi imaginación me transportó y apareció Capriana. El escenario ideal, el escenario perfecto. Azulia, mi punto cero en el mapa de la Tierra de Ástur.

 La historia de Capriana fue perfilándose lentamente, escenas como destellos de luz que aparecían en mi mente, que recordaban desde Santiago el frío y el viento patagónico, el coirón que no importara dónde yo estuviera, sabía que seguía inclinándose en ese momento hacia donde soplara el viento. El olor a caballo, la agitación de sus crines, el olor a cuero y esos resoplidos que para mí son ronroneos. Pura nostalgia.

 Pero Capriana no es una historia del sur de Chile, no es una historia de chilenos. Es un mundo fantástico que recoge recuerdos, anhelos, aspiraciones, ideales y vidas humanas. Es una aventura personal, el relato de una imaginación que siempre me ha resultado desbordante, que me ha entretenido en momentos de ocio, alejándome de aquello que recurrentemente el hombre moderno llama aburrimiento. 


 Quien escribe estas líneas, es la misma que de pequeña hacía hablar a las flores; la que enfrentada a un plato de comida, prefería hacer conversar a los fideos; la que de un montón de astillas, inventaba familias de barcos que surcaban las olas en la orilla del Lago. Alejada de los caballos, el palo verde de un helecho cumplía igual propósito, y sus delicadas ramas eran la majestuosa cola que cualquier equino hubiese deseado.

 A medida que fui creciendo, los juegos infantiles dieron paso a las lecturas. Leer para mí siempre ha sido una comunión con mi imaginación, ávida de nuevos contenidos y formas, como un músculo que requiere de constante ejercicio y atención.

 Pero llega un punto en que no es suficiente, en que la imaginación deja momentáneamente de escuchar al resto y quiere contar su propia historia. Desde entonces mis manos no han parado de escribir.

 Escribir, al fin y al cabo, para mí se ha transformado en una necesidad de desborde. Jamás pensé en escribir un libro, pero aquí estoy. Los libros son el punto de encuentro, el lugar común, la plaza pública de la imaginación de escritores y lectores.

Por eso, que los escritores no se cansen de escribir y los lectores de leer. El mundo se vuelve más gris sin imaginación, y como nos enseñó Ray Bradbury: Un mundo sin libros es, finalmente, un mundo menos humano.

Último viaje de la "Cristina", Lago Yelcho




Ciudades y Pueblos de la Tierra de Ástur


AZULIA

El país del Lago Azul. La ciudad de Azulia fue fundada por Ástur el Conquistador, primer rey de la Tierra que lleva su nombre. En la época de los reyes, Azulia extendía su protectorado hasta Ambrosía, la ciudad de los Gobernadores; era el último bastión del rey en las tierras del sur.
Azulia es gobernada por la Casa de los Senescales, quienes a través de doscientos años han custodiado y ejercido los derechos del trono. Tras la época de las Grandes Guerras, su protectorado alcanza Martilia y Letania.
Los colores de Azulia son azul y plata, y su emblema es un cisne.
En el tiempo del Senescal Simpronio, Azulia se ve enfrentada a nuevos tiempos de guerra: Drokous, sucesor de la Casa de Ranzor, deja Drokmer en el Gran Bosque para levantar la nueva Fortaleza de Drokmak, en el linde occidental de la frontera de Azulia. 


 MARTILIA

Protectorado de Azulia, Martilia se ubica en la desembocadura del Río Hunthil, junto al mar. Las esplendorosas murallas del Castillo Blanco, fueron levantadas por Martilio, uno de los oficiales del rey Ástur que quedó a cargo de la flota en la que llegaron los primeros hombres que escaparon de las calamidades del Antiguo Mundo.
Martilia es un señorío de la Casa de los Navegantes, sus colores son azul y blanco y su señor es Octhiliano.



LETANIA

Protectorado de Azulia, Letania se ubica en las planicies cordilleranas al este del país del Lago. Su pueblo está formado por clanes ganaderos, reconociendo por señor al Senescal de Azulia. 
El acceso a Letania es peligroso por sus abruptas montañas rocosas, y una vez traspuesta, el viento azota la tierra como si esa fuera su morada. Su límite con el país del Lago tiene como bastión la Guardia Oriental de Azulia.
El color de Letania es el verde.






LOS EQUESTROUS

Los señores de los caballos. Su ciudad se llama Etínora y los rige el rey Vartimoneo. De las Antiguas Alianzas que forjó el rey Ástur en su época, los equestrous se han mantenido leales a Azulia, siendo uno de los aliados más poderosos con que cuenta el país del Lago. Sus extensas planicies de coirón en los márgenes del norte del Río Elquén, se extienden hasta la última frontera conocida por los hombres hacia el sol naciente. Más allá habitan los pueblos salvajes, dueños alguna vez de una tierra conquistada. 
Los colores del los equestrous son verde y escarlata.



LOS TÁRDACOS

Son un pueblo bélico que habita en el cordón montañoso de la costa. Su ciudad se llama Patrarim y los rige un rey, Ernectus. Sus ejércitos no son tan numerosos como los de Azulia, pero sí son los más letales. Junto con los garcónderes, los tárdacos tienen una cultura bastante avanzada. Emigraron desde el Antiguo Mundo siendo ya una de las civilizaciones de más larga data.
Sus hombres se identifican por capas escarlatas, y su escudo lleva grabadas las fauces de un lobo. 





LOS GARCÓNDERES

El pueblo del cóndor. Es la cultura más esplendorosa de la Tierra de Ástur. Desde las Grandes Guerras, en que sufrieron la traición de uno de sus aliados, ocultaron sus ciudades al resto de los pueblos.
Para la supervivencia de su civilización, crearon cuatro nuevas ciudades bajo el señorío de cuatro Casas: la más importante, Monterdal, bajo el señorío de Emedros; Ogderdal, bajo el señorío de Dimbos; Larfendul, bajo el señorío de Alianor; y Romardal, la ciudad de los puertos a través de los cuales los garcónderes vuelven a emigrar.
Sus príncipes llevan los colores verde y dorado. 




Breve sinopsis

Capriana

Ilustración de Fabian Rivas

El despertar de la hija de Azulia



La Casa del Senescal de Azulia ha gobernado por más de doscientos años en ausencia de un legítimo aspirante al trono. Es una época turbulenta para el país del Lago Azul, aquel cuya ciudad se enclava en las orillas lacustres rodeadas de montañas cubiertas de nieves eternas. 

La guerra es una amenaza cierta; el enemigo no está lejos de las fronteras. 

El Senescal de Azulia convoca a un gran Concilio, donde reyes y señores de los pueblos de la Tierra de Ástur acuden para deliberar un destino que los involucra a todos. El Concilio fracasa, cada pueblo prefiere ocuparse de sus propios asuntos y Azulia debe sostenerse por sí sola. 

        Capriana, la hija del Senescal, intuye que las cosas no marchan bien para su país. A sus trece años percibe las tribulaciones de su padre, la inquietud del pueblo y las marchas de los hombres de armas. Pero esa es sólo una de sus preocupaciones. 

        En el Castillo Azul, su vida transcurre confinada entre muros. Desde sus terrazas puede ver la ciudad y el lago y las montañas, e incluso más allá. Sueña con viajar y recorrer la Tierra. Su vida se le presenta solitaria y sin sentido, rodeada por un mundo de hombres que no tiene un lugar para ella.

La vida de Capriana da un vuelco cuando sus hermanos se convierten en hombres de armas y son enviados a las fronteras de Azulia. La relación con su padre se hace insostenible y la lleva a tomar una decisión que cambiará el destino de su vida para siempre: marcharse de Azulia. 

Deja todo y no se lleva nada. Guiada por los ambiguos pero intencionados consejos de Bardintod el sabio, el amanecer de un nuevo día la encontrará caminando por los espesos bosques de la Tierra de Ástur.

Palabras de la autora



Ha sido siempre el relato épico el predilecto entre mis lecturas. La virtud moral del hombre que lo lleva a concretar la hazaña, lo heroico, la muerte, siempre ha movido en mí una fibra muy sensible. ¿Será porque da sentido a la vida misma y hace reflexionar en una vida cada vez más sin sentido? Las personas hoy en día ya no saben para qué viven. Por eso, no llama demasiado la atención que en el último tiempo hayan tenido tanto éxito en la literatura y en el cine, historias que precisamente evocan lo épico. Buscar sentido a los actos humanos siempre inspira, y yo siempre he creído que la vida está hecha para hacer cosas grandes. 

 Pero ¿por qué junto a lo épico elegí lo fantástico? 

Creo que la fantasía le da el condimento apropiado a una historia que permite evadirnos de ese mundo gris y hostil que nos despoja de nuestra valentía y nos deja desnudos mirando en las plazas las estatuas de los héroes de otro tiempo, no nuestro tiempo. 

En un mundo fantástico, todo lo mejor y lo peor del hombre es posible; en nuestro mundo, alguien diría que al menos lo primero es discutible.

Como lectora, siempre he acompañado con mucha fe y entusiasmo las aventuras de hombres, de jóvenes guerreros, de hobbits, de elfos, de soldados, de reyes y de magos. Me he identificado con ellos, he luchado con ellos, me he compadecido, angustiado y complacido cuando logran sus cometidos. Pero, ¿qué sucedería si en vez de un hombre a la aventura estuviera llamada una mujer? ¿Puede la mujer aspirar a cumplir un acto heroico? ¿Lo hará con el mismo arrojo que un hombre? ¿Cuales serán sus renuncias, cuales sus cargas y cuales sus miedos? ¿Serán las mismas que alguien del sexo opuesto?

Los invito a dejar de lado, desde ya, los siguientes prejuicios: Capriana no es una historia de una princesa, menos de aquellas que pacientemente esperan la llegada de un príncipe; tampoco la de una guerrera absurdamente masculinizada ni la encarnación de una visión feminista que menosprecia a quien está llamado a ser irremediablemente su compañero de vida. Capriana es la encarnación del espíritu de la mujer moderna, la misma a quien hoy la sociedad llama a participar, a cumplir su vocación y a construir la Historia de la humanidad con un protagonismo que hasta no hace mucho tiempo le era difícil de aspirar. 

Concédanme al menos que, en el mundo al que usualmente estamos acostumbrados en los relatos de este género, puede ser una apuesta interesante.

 La historia de Capriana se prolonga en una larga saga, pues a la vida no le faltan episodios y hay que hacer a todos ellos justicia. "El despertar de la hija de Azulia" es la primera entrega y comprende los primeros años de juventud de su protagonista.

 El propósito de esta novela espero no sea demasiado pretencioso: por sobretodo, entretener al lector con la de vida de sus variados personajes; y luego, también invitar al lector a emprender sus propias hazañas, a llevar lo fantástico a lo real y creer que cada uno de nosotros puede cambiar ese mundo gris y hostil que nos acecha cuando las páginas del libro se cierran, ocultando las palabras. 


 Catalina Salem Gesell
27 de mayo de 2012